Seminario 1-1
Jerez de la Frontera bajo el Reinado de José Bonaparte: La Prefectura
La Guerra de Independencia española (1808-1814), conocida también como la Guerra Peninsular, fue un conflicto devastador que transformó profundamente la sociedad y la política de España. En este convulso escenario, la figura de José I Bonaparte, impuesto como rey por su hermano Napoleón, representó un intento de modernización del Estado español bajo la égida francesa. Ciudades como Jerez de la Frontera, estratégica por su riqueza agrícola y su proximidad a Cádiz (baluarte de la resistencia), se encontraron en el epicentro de esta confrontación, experimentando de primera mano la ocupación, las nuevas estructuras administrativas napoleónicas y el dilema entre la colaboración forzada y la resistencia patriótica.
La Ocupación Francesa de Jerez y la Creación de la Prefectura (1810)
La invasión napoleónica de la Península Ibérica y el consecuente alzamiento popular de 1808 sumieron a España en una guerra sin precedentes. Tras las derrotas iniciales de las fuerzas españolas, las tropas francesas avanzaron inexorablemente hacia el sur. Jerez de la Frontera, parte fundamental del Reino de Sevilla, cayó bajo el control francés a principios de 1810, un momento clave que marcó el inicio de una ocupación que se prolongaría durante casi tres años.
La llegada de los franceses a Jerez, como en otras ciudades, no fue un mero cambio de guardia puesto que llevó aparejada profunda reorganización administrativa impuesta por el régimen de José I, que buscaba replicar el modelo centralista y eficiente del Imperio francés. El 17 de abril de 1810, un decreto de José I Bonaparte dividió España en 38 prefecturas, siguiendo un diseño racionalista que ignoraba las antiguas divisiones históricas. La provincia de Cádiz, por su importancia estratégica y el asedio a la ciudad capital, fue objeto de una atención particular. Dentro de esta reorganización, se estableció la Prefectura de Jerez de la Frontera.
Esta nueva división administrativa no fue solo un cambio de nombre. La Prefectura de Jerez de la Frontera, encabezada por un prefecto nombrado por el gobierno josefino, asumía amplios poderes ejecutivos, judiciales y militares. Su objetivo era asegurar el control territorial, la recaudación de impuestos (a menudo mediante exacciones y requisas forzadas para el mantenimiento de las tropas), la represión de la disidencia y la implementación de las leyes bonapartistas. Para Jerez, esto significó el fin de sus antiguas prerrogativas municipales y el sometimiento a un poder centralizado y militarizado, ajeno a las tradiciones locales y percibido como usurpador por gran parte de la población. La vida cotidiana se vio alterada por la presencia de tropas, los alojamientos, las contribuciones forzosas y la constante tensión.
Jerónimo Angulo y Dávila: Entre la Alcaldía y las Cortes de Cádiz
En este complejo escenario de ocupación, la figura del alcalde y diputado Jerónimo Angulo y Dávila (1773-1845) emerge como un reflejo de los dilemas y el compromiso de las élites locales en la Guerra de Independencia. Miembro de una influyente familia jerezana, Angulo y Dávila representaba el prototipo de ilustrado y hacendado que, pese a su posición, se vio forzado a navegar las turbulentas aguas de la ocupación francesa y la resistencia española.
Jerónimo Angulo ejerció como alcalde de Jerez de la Frontera en varios periodos, incluyendo momentos cruciales de la Guerra de Independencia. Su posición como máxima autoridad municipal bajo la ocupación francesa era extremadamente delicada. Por un lado, estaba la presión de las autoridades francesas para asegurar el orden, el abastecimiento de las tropas y la implementación de sus decretos, lo que podía interpretarse como una colaboración. Por otro lado, existía la lealtad a la corona legítima (Fernando VII) y la necesidad de proteger a los ciudadanos jerezanos de los abusos y las penalidades de la ocupación. Como muchos ediles de la época, Angulo y Dávila tuvo que realizar un difícil equilibrio, a menudo buscando minimizar el impacto de las exigencias francesas sobre la población y el patrimonio de la ciudad, mientras mantenía contactos con la resistencia.
Sin embargo, el papel más trascendente de Jerónimo Angulo y Dávila no se dio bajo el yugo napoleónico, sino en el seno de la resistencia política que se articuló en Cádiz. Angulo y Dávila fue elegido diputado por Jerez a las Cortes Extraordinarias de Cádiz, que se reunieron desde 1810 hasta 1814. Su elección y posterior participación en estas Cortes, el órgano legislativo que redactaría la Constitución de 1812 (La Pepa), lo sitúa firmemente en el bando patriota y liberal de la Guerra de Independencia.
En las Cortes de Cádiz, Jerónimo Angulo no solo representó los intereses de su ciudad, sino que participó activamente en los debates fundamentales que buscaban la modernización y liberalización de España. Su presencia allí, mientras su ciudad natal estaba bajo ocupación francesa, es un testimonio de la dualidad que muchos españoles vivieron durante el conflicto: la resistencia armada en el frente y la resistencia política e ideológica en Cádiz. Tras la guerra, Angulo y Dávila continuó su carrera política, siendo un defensor de los principios liberales emanados de la Constitución de 1812, y sufrió las consecuencias de la represión absolutista de Fernando VII, incluyendo el exilio.
La Guerra de Independencia en Jerez
La ocupación francesa y la presencia de la Prefectura josefina en Jerez tuvieron un impacto profundo y duradero en la ciudad. Más allá de la reorganización administrativa, la vida en Jerez estuvo marcada por las exacciones económicas, las requisiciones de bienes y las contribuciones forzosas para sostener a las tropas francesas, que eran una carga insoportable para la economía local, basada principalmente en la viticultura y el comercio. El sector del vino, pilar de la riqueza jerezana, sufrió enormemente por la interrupción de las rutas comerciales y la inestabilidad.
La presencia militar constante generaba tensiones diarias, y la ciudad se convirtió en un punto de paso y cuartel para las fuerzas napoleónicas que asediaban Cádiz. Aunque no fue escenario de grandes batallas campales, Jerez sufrió escaramuzas y la acción de la guerrilla, que operaba en los alrededores y atacaba las columnas de suministros francesas, generando una sensación de inseguridad y retaliación. La población jerezana, en su mayoría, mostró una clara adhesión a la causa patriota, sufriendo en silencio las penalidades de la ocupación y apoyando, en la medida de lo posible, a las partidas de guerrilleros o a las fuerzas anglo-españolas.
El coste humano y social de la guerra fue inmenso. La violencia, el hambre, las enfermedades (agravadas por la presencia militar) y la ruina económica dejaron una profunda huella. Muchas familias se vieron obligadas a abandonar la ciudad, mientras que otras sufrieron la pérdida de seres queridos o la destrucción de sus propiedades. La imposición de una nueva administración, con sus leyes y sus símbolos, generó un sentimiento de alienación y rechazo que alimentó la resistencia popular.
Una Ciudad entre la resistencia española y la reforma bonapartista
La Guerra de Independencia y el breve periodo de la Prefectura de Jerez de la Frontera bajo José Bonaparte dejaron un legado complejo en la ciudad. Por un lado, la experiencia de la ocupación puso de manifiesto la vulnerabilidad de las estructuras tradicionales y la dureza del control militar. Por otro, la participación de figuras como Jerónimo Angulo y Dávila en las Cortes de Cádiz conectó a Jerez con los ideales liberales y constitucionalistas que, a pesar de las restauraciones absolutistas, acabarían por triunfar en España.
Jerez de la Frontera, al igual que el resto de España, emergió de la Guerra de Independencia empobrecida y devastada, pero también con una conciencia nacional y política renovada. La experiencia del régimen josefino, aunque efímera, mostró un intento de modernización administrativa y legal que, paradójicamente, fue rechazado por la mayoría de los españoles precisamente por su origen extranjero y su imposición militar. La memoria de aquella guerra y sus protagonistas, como Jerónimo Angulo y Dávila, sigue siendo fundamental para comprender la compleja identidad de Jerez y su papel en la construcción de la España contemporánea.